En filosofía, la madre de las
ciencias, existe un principio básico de discernimiento y de diferenciación,
entre lo particular y lo general, no es cuestión de argumentar citando a los
más eximios de la filosofía, para dejar en claro lo que es de un preciso y
elemental sentido común. También podemos precisar que los entes físicos, poseen
como condición necesaria y suficiente sus integrantes, los hombres, pero estos,
no poseen una existencia infinita, pues son mortales. Ergo, por voluntad de los
hombres se constituyen las instituciones
por voluntad de los mismos se pueden mantener o suprimir. Claro que las
instituciones por el mandato natural de la mortalidad, transcienden
temporalmente la existencia de los diferentes hombres que pueden integrarla o
degradarla.
Existe un término, quizá clave,
en lo que fue mí propio bucear por la filosofía académica ; “intención”, el
mismo discurre en discernir los aspectos más ecuánimes y convenientes para la
construcción de una verdad, considero, amparado en la historia, que las
dimensiones temporales y espaciales, es decir aquellas que nos brindan limites
y nos generan posibilidades, van formando, van acompañando a las determinadas
aseveraciones que se pueden llegar a realizar, que estas a su vez se van
comulgando en axiomas, estos axiomas a su vez, obligadamente, caen en dogmas,
que se transforman en vetustos y anacrónicos, que son necesarios como efímeros,
que son ciertos como falsos, que son glorificantes como execrables.- A modo de
ejemplo, que como todo ejemplo, peca de ser arbitrario, me voy a permitir tomar
el concepto de marras; el de intención.
El horizonte del saber absoluto
es la borradura de la escritura en el logos, la reasunción de la huella en la
parusía. Esta última acepción, relacionada al advenimiento glorioso de
Jesucristo, tiene un plus de significado histórico. Una recarga.
Según parece Hegel dijo que el
existir es ser con una determinidad.
Husserl, quizá hablo de la
conciencia como un contenido de vivencias presentes.
Heidegger en algún momento creo
que señalo que El ser es en todo caso el ser de un ente.
Estos terribles actos de
injusticia, soslayados por factores como: Lenguas varias, extrapolaciones
literarias, hermenéuticas diacrónicas, consustanciadas por un elemento natural, la búsqueda, y
potenciada por una afección exógena que para sintetizarla en una frase sería la
máxima de a cualquier costo no pasar inadvertido. Permitieron al Macabro
Fundamento ver la luz. El texto paradójicamente a través de sacrílegas injusticias,
intenta mimetizarse en la patología como para generar una ineluctable
metástasis, preservando de esta manera el único elemento real; el natural.
La piedra esta en el fondo, pero
la humanidad, símil genuino de sísifo, hoy por hoy según mi parecer comienza
una nueva emprendida hacia la cumbre.
Por esto os reclamo, adlátares
del existir, que los parámetros de la inevitable sentencia no sean, el
particular e incómodo atuendo que hoy visto, ni el faraónico y fastuoso sitio
en el cual hoy me encuentro, ni la portentosa constelación de individuos que
hoy me acompañan.
Requiero un acto de reflexión, de
análisis, de justicia, no jurídica ni social, si no simplemente esencial.
Volveremos a llevar la piedra a la cumbre, tan terrible carga puede menguar si
no nos traicionamos, si aceptamos que la piedra va a volver a caer, en definitiva si aceptamos ser justos
con nosotros mismos.
Eliminar todo aquello que
represente un traslado de nuestras obligaciones o goces, nuestros recuerdos o
deseos, vanos, vacuos y burdos de pretender que exista una continuidad de lo
que no somos, ni fuimos mientras estuvimos presentes canjeándolo por la
hipótesis imposible de que en ese no lugar tan anhelado se nos otorgue lo que
no tuvimos el valor de reclamarlo, el coraje de lucharlo o las lágrimas por no
haberlo obtenido, será un excelente primer paso.