La siguiente es la ponencia en la
audiencia pública del escritor Francisco Tomás González Cabañas, que argumentó
en pos tres ejes que ayudan al hombre en su desafío permanente con la libertad.
Existimos quiénes consideramos,
pensamos, sentimos y entendemos que mientras menos regulaciones normativas se
dispongan para que el hombre desarrolle con plenitud su libre albedrío, más
fidedignamente actuaremos con lo que somos, con nuestra esencia o nuestro ser
en el mundo. A contrario sensu, con la pretensión de un control exhaustivo,
caemos en la desnaturalización, el impedimento o la dificultad de que el hombre
haga su voluntad o pretenda hacerla. Vayamos a ejemplos concretos que corrige
la presente unificación de los códigos, los Kafkianos trámites para la adopción
o las engorrosas tramitaciones para un divorcio vincular.
Pero lo más importante a
destacar, es que se debe evitar introducirle a la normativa, a la ley,
caracterizaciones de índole moral, dado que cuando se dota a la misma de este
condimento se la transforma en autoritaria, porque la moralidad impresa en la
ley exige siempre obediencia incondicional. Como sí bastara poco, la existencia
de la misma pretende del sujeto, el paso de cuatro instancias como son la de la
conciencia, de la buena reputación, de l infierno y la policía, cuando una ley
razonable sólo debe exigir de la ciudadanía, en todo caso o instancia la
posibilidad de quien la inflija una sanción sea o no punitiva.
Pero cuando hablamos de moral,
nos estamos refiriendo al artículo 19 de la Constitución Nacional que dice “Las
acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la
moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y
exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será
obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”
como pudimos observar el texto del artículo menciona la moral pública, y esa
moral pública es la debe estar lo menos caracterizada o recargadamente posible.
No sólo por lo expuesto con anterioridad sino además, porque en el caso de la
moral religiosa, debemos tener en claro que somos parte de una cultura
judeo-cristina, de una cultura católica, independientemente de la religión que
profesemos o en quién creamos. Para no entrar en polémicas vanas tan sólo voy a
señalar un simple ejemplo actual.
Nuestra Ciudad celebra cada 3 de
abril la fecha de su fundación, pero no lo hace sólo un día, lo hace durante un
mes, el llamado mes de Corrientes, que cierra un 3 de mayo, y la fecha no es
casual, pues ese 3 de mayo, se celebra lo que algunos dan en llamar “El Milagro
de la Cruz” que es ni más ni menos, que la muerte de un determinado número de
aborígenes, en realidad llamados indios por nuestros historiadores, que no se
han preocupado en señalar cuantos han sido asesinados, mucho menos en llamarlos
hermanos originarios, pero esa fecha, de esa acción, de esas muertes que se le
endilga a dios, es en nuestro calendario feriado, es decir es la muestra cabal,
de cómo actúa la moralidad en lo normativo, dado que en lo fáctico, en lo
concreto es celebrar, conmemorar, festejar la muerte de indios, como un milagro
de dios.
Finalmente la última de las
consideraciones, todos los prohibicionismos generan lo contrario de lo que
están destinados a prohibir, es trillado y también porque no decirlo, bastante
imperialista el ejemplo de la ley seca en Estados Unidos, que supuestamente
genero mayor consumo de bebidas alcohólicas, vayamos al primer prohibicionismo
de la historia, de la historia de la madre de todas las ciencias la filosofía.
La filosofía comienza, no como
dice la canción porque alguien encontró la piedra filosofal y dijo pongámonos a
pensar, se inicia con el poema de Parménides que en uno de sus pasajes expresaba “El ser es”, “de esta vía
aparta la mirada “refiriéndose al no ser, que es precisamente lo que da
comienzo a la filosofía, cuando alguien osa decir al espíritu libre del ser
humano que tiene algo prohibido, en este caso pensar, plantearse y preguntarse qué
es en relación al mundo.
Recordando los tres ejes o principios,
menos regulación, dotar lo menos posible de caracterizaciones morales a la
norma y evitar los prohibicionismo, me despido y doy gracias por la
oportunidad.