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Pensamientos Profundos (Con ritmo poético vale doble)



Todo parece calmo, el espíritu de la noche vaga, sin la compañía del viento, que cierta furia ostenta. El viejo duende deambula, para algunos para dar paso a la mañana, para otros, por simple obligación, sin embargo pocos se contentan, con su vasta compañía. Si mis hermanos supieran, cuanto se pierden con él, hasta el ser se llega, y por él también se muere. Jamás se lo encuentra, si así él no lo quiere, siempre se lo recuerda, si con su visita nos complace. En mares, montañas y llanuras, en prados, campiñas y bosques
Su cuerpo guarece, muchos nombres le ponen, pero uno le corresponde, Cosa alguna pretende y tan solo con un serio pensar se lo congratula.
Mi pluma, grandeza adquiere, y con varias palabras te saluda, pues nadie comprende tu misterioso deambular, que sea magia, filosofía y arte, quienes intenten, pues la vida debe continuar.
El negro suspirar de la calamidad del pensar, con lúgubre voz intenta exclamar, la pena y el dolor que con un trágico desgarrar, al horizonte de la nada, por inercia, parece llegar. El rojo punzante del elixir del amor, con grata condescendencia enhebra los caminos, senderos plagados de empalagosos frutos, Manjar celestial, que el humano, con brevedad goza. El esplendor deslumbrante del opaco amarillo. A tientas, con esperanza, empieza a conquistar. Cual Jesús en el desierto de Getsemaní.
Igualando el sinsabor del llanto fortifica la absoluta creencia. El inmaculado blanco de la vida, se tiñe de gris ante los vértices de la maldad, con dulce ironía la madre del pecado, seduce. El hombre constipado aguarda, con ansiedad, la ráfaga libertadora.  Caminos indecorosos, dignos paisajes de la tragedia, en el momento en que el dolor se transforma en comedia. La risa se vuelve insignificante, por amor o por odio el tedio vence, como poderosa daga, la llaga se ilumina y el camino por enésima vez se bifurca.
Un cuerpo, grácil o musculoso, intenta detener la marcha de las preocupaciones.
El espíritu reniega y especula, y ante cada imagen bella, una inquietud encuentra
Sólo la paz de la muerte, la voz que duerme obediente, el pasaje a lo absoluto del silencio, puede vencer la ignorancia y el olvido de los premios y congratulaciones y del silencio de la gente.