¿ Y vos como lo haces?
Bien podría plantearse también, como
garchas, como cojes o una marejada de epítetos que intenten jugar en el limite
de lo guarango con lo provocativo.
Es innegable que uno busca provocar, ni
siquiera una respuesta, menos aun una reacción, tan simplemente un testimonio
de vida, un cosquilleo que produzca al menos felicidad al sistema victimario;
que propone en el mejor de los casos la violencia del silencio, vendría a ser
como lanzar una piedra o cascote, una intifada ante el régimen que condiciona e
impone sus conservadoras reglas y formas a cada rato, en cada esquina.
La propuesta en este sentido es
indagarnos sobre nuestra intimidad sexual, el como lo hacemos habla mucho de lo
que somos y pensamos como cuerpo social.
Obviamente que no se trata de nada
pseudo científico, ni siquiera exhaustivo, para ello precisaríamos datos estadísticos,
provenientes de estudios de campo, a los efectos de validar o refutar una hipótesis
que lancemos como tesitura.
Meterla sin sacarla hasta acabar, desde
una perspectiva masculina, habla a las claras de cosificación de la mujer, de
saciar solamente el impulso eyaculatorio, fuerte y decisivo pero tan solo
instintivo, primario, casi animalesco. Si bien no nos han ensenado, pero el
hacer el amor, es un poco mas que practicar sexo o lisa y llanamente coger(
este mismo termino para definir el acto sexual esta relacionado con el
sometimiento del uno con el otro, agarrar, pillarlo, tenerlo).
También se definen ejes conceptuales,
con lo que sucede en las alcobas, precisamente el eje nodal del acabar, del
instante placentero tras la salida del semen, es un icono de nuestro mundo
occidental, tiene mucho que ver con el apretar un botón y que algo suceda,
cambiar un canal de televisión, comunicarte con alguien a través de la computadora,
hacer funcionar una maquina industrial, inocularte un remedio para una
enfermedad, nada tan diferente a lograr esas cosquillas en el pene que nos
llevan a expulsar esa sustancia gomosa que nos hace un poco feliz, al menos por
ese instante.
Claro que nuestro mundo occidentalizado
funciona así, y por ello apretando un poco mas el pedal nos estrellamos contra
algo, nos jugamos todo por sentir esa emoción, que también dura lo mismo que el
polvo, a mas de tantos kilómetros por hora, esa adrenalina que nos lleva al
limite de invertir todo lo que tenemos y lo que podríamos tener por segundos de
heroicidad inmortal. Como esos segundos tras una sobredosis de diferentes
sustancias o esos pocos minutos de felicidad pura que sentimos al pasarnos con
el alcohol hasta antes que nos termine controlando, todo se resuelve con un botón,
en un hazmerreír, todo es tan solo un instante efímero y profundo, pero a la
vez insustancial.
Lastima que la vida dura bastante más
que ese desperdigado manojo de segundos por los cuales somos enteramente
felices sin cuestionarnos nada.
Como la relación sexual, que es mas que
el acabar eyaculatorio, sin necesidad de caer en el concepto oriental de que el
arte amatorio, es un poco mas que un modus vivendi (probablemente lo sea pero
impracticable en nuestro aquí y ahora occidental) lo cierto es que es bastante
mas que intercambio de fluidos y desde ese lugar nos habla, del como somos no
desde nuestra individualidad sino desde nuestro yo social.
Arriesgando bastante, pienso en voz
alta, soltándome hasta de fundamentos, deberíamos hablar mucho mas de como lo
hacemos, quizás hasta nos descubramos mas solidarios. Precisamente el serlo no
tiene que ver con donar órganos, solo o necesariamente, de hecho somos una de
las provincias más donantes pero también existen denuncias de tráfico de los
mismos, otro tanto ocurre con nuestra noción amatoria. Porque amemos,
devotamente, una iglesia de dios, sus fiestas y liturgia no implica que seamos
un pueblo que derroche amor.
Por estas y tantas cosas es
indispensable que hablemos de sexo, el silencio o la indiferencia alimentan los
preconceptos, los prejuicios, hasta las leyendas sexuales.
En el barrio, en la periferia las
guaynas o pibas, son mas permeables a nuestros pedidos mas oscuros o recónditos,
la chupan mejor, se la tragan, te dan besos negros, el culo, lo que le pidas,
sin reciprocidad, menos amor, la libertad sexual al parecer surge merced a la
precarizacion de patrimonio, es decir menos tenes, menos te educas, mas cerca
de lo instintivo estas y eso gusta, eso defina el supuesto deseo de plenitud de
estar sexualmente con la mas puta, la mas guarra, la mas atrevida, la que mas
hace y menos pide, sobre todo, compromiso.
El hacerte cargo de lo que ocurre después
del sexo, es lo que nos civiliza, después del goce, del clímax, es como la
culpa, que sentimos tras el acto sucio, pecaminoso, eso dice nuestra cultura.
El deber ser de la alcoba es eso, hacer el amor, para conservar la especie, es
una tarea que nos honra socialmente, por eso hacerlo con la esposa o mujer, después
de tener hijos, es no solo aburrido, sino también insípido, a parte difícilmente
desatemos nuestra lujuria ante la doña, no son como las otras mujeres, esas
bocas están para besar a los niños, no para el pete, en el mejor de los casos
esos culos están para vestir buenos jean no para entrarle por colectora y
sacarla embarrada.
Y si de culos hablamos, los carentes de
celulitis, los parados son lo de los travestis, que cada vez son más los que se
visibilizan ejerciendo la prostitucion, y que según afirman usan mas el pene
que la boca y la cola, para con, en su mayoría, clientes casados, desesperados
por ser penetrados por tipos con tetas.
Seria bueno hablar para erradicar estos
preconceptos, como tantos otros, para que nuestros hijos amen sexualmente y también
puedan gozar, cuando así lo decidan, o traer otros seres al mundo cuando lo
deseen, descubrir o aproximarnos a entender si el hombre esta mas inclinado a la
bisexualidad de lo que pensamos, comprobar por ellos mismos la existencia de
los supuestos puntos g, acabar mas allá de un lechazo, de un orgasmo, o de una emoción
sexual, encontrarse con un otro y descubrir entre ambos esa reciprocidad sin
pruritos ni sociales, ni religiosos ni de ninguna naturaleza.
Si la pulsión sexual, se reprime y
queda en el confesionario, en el baúl de los pensamientos oscuros, derivara en
el menor de los males en adulterio, cuando no en pedofilia, en sexo de mala
calidad, en el acabar adentro de algo sin que nos interese lo que pase con el
otro, una suerte de bolsa recipendiaria, una falta total y absoluta de
humanidad, una acabada muestra de desamor, el fin de los días.
Muchos dicen "hay que tener mas
sexo" no creo que pase por cantidad, volviendo a arriesgar hasta creería
que se coje mucho mas de lo que pensamos, lo que se necesita es hablar sobre
ello, hablar con quien lo tengamos que hablar claro esta, no con la abuelita
nonagenaria o con el sacerdote ultraconservador, con nuestras respectivas
parejas, intercambiar información entre amigos, socializar via redes sociales (
o acaso no están plagadas las cuentas de fotos exhibicionistas) hablar de como
cojemos, de como tenemos sexo, de como hacemos el amor, nos va a liberar de
ciertas ataduras, de la hipocresía de cuando nos trincamos a la prima, a la
chinita del barrio, al putito peluquero, de lo mal que nos chupa la patrona o
del porque no se la queremos chupar, tantas cosas que nos determinan en el aquí
y en el ahora.
Que la sexualidad, totémica, sacra y
oscurantista vista como pecaminosa es tan solo un sistema cultural que nos
quiere infelices, obedientes y procreadores, tal como si fuéramos conejos.
Que independientemente de la edad que
tengas, de tu condición, de tu genero, de tu genitalidad, de con quien o con
quienes lo hagas, de que te impulse el amor, la procreación o la sexualidad o combinación
de las tres o de dos, puedas aumentar tu calidad de vida sexual, compartir la
experiencia vivida, para que mas sepamos de ello, sin pruritos, sin
oscurantismos, ni tampoco perversión.
Extrañamente lo que tiene un origen
natural y por ende libertario, es permanentemente perseguido e incluso obligado
a permanecer encerrado, el sexo bien entendido, y ese es el camino que tenemos
que transitar, deber ser maravilloso seguramente, sin condicionamientos terminara
en amor y luego en procreación. Pero el orden esta invertido y nos exigen
disfrutar, nos obligan a, toda una contradicción en si misma, por ello necesitamos
este primer paso de una larga zaga, como el encuentro con un otro, no se inicia
con la genitalidad, si con algo sugerido, una mirada, un gesto, una insinuación,
un beso, o en definitiva como vos lo digas, lo sientas y lo vivencies, que es
en definitiva lo fundante y lo mas importante.