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La Mirada del Amo, Engorda el Ganado.

Tal principio simplón, ha sido la guía consuetudinaria de estancieros, latifundista y capangas, que mediante la mera observación del trabajo (en muchos casos explotación) de otros, han incrementado sideralmente sus fortunas personales. Forjadores de la Argentina “Granero del Mundo”, y cómplices en lo sucesivo de las diferentes intervenciones militares al orden constitucional, estos personajes, caracterizados como: de cuello almidonado y con aroma a fragancia francesa, fueron los beneficiarios históricos, de los empréstitos tomados por la nación y de los desbarajustes de los diferentes modelos económicos.
Ni unitarios ni federales, ni de izquierda ni de derecha, ni liberales ni conservadores, estos diestros hombres de mirada altiva y de nariz respingada, han tenido, entre tantas habilidades, el poder camuflarse, por sobre las antinomias, y cabalgar siempre, al lado del gobernante de turno, o como prestatarios del caballo del comisario. Nadie les puede recriminar, la honestidad de sus deseos. Viajar al destino turístico-cultural de turno (Punta del Este, París, New York, Montecarlo, etc), descorchar vinos añejados por años y cotizados en tres cifras en dólares, vestir a sus mujeres con los diseñadores internacionales, practicar deportes altruistas (rugby, polo, pato, golf, etc) y todo eso, y más, por el módico precio de ver como engorda el ganado, que sus abuelos supieron conseguir, a expensas de la genocida conquista del desierto de Roca.
Revolucionarios o deseosos de vivir lo mismo que los Oligarcas, alentados por las gestas patrióticas de Moreno y San Martín, personajes ensimismados en pensamientos igualitarios o propios, desde Alem, Palacios, Yrigoyen, hasta Perón, lograron construir lo que hoy se conoce como “Clase Política”.
Los herederos de estos hacedores, quiénes timonean los destinos republicanos de las administraciones nacionales y provinciales, no sólo, que no han sabido desprenderse de la dependencia con la clase aristócrata-ganadera, sino que, no conforme con la complicidad, imitan los modos, costumbres y actitudes de la realeza oligarca.
Atribulados en cómodos sillones oficiales, ostentando el cargo que elecciones mediante, supieron conseguir, los señores de la democracia, se sientan tranquilos a esperar que la maquinaria aceitada de los aparatos, en los que se han transformado los partidos, engorde sus expectativas individuales, para concretar, sueños y deseos.
El monte, desde donde, observan la realidad, estos popes, está plagado de prebendas, trapisondas y engaños, hacia la comunidad en general, tal como lo hubieron de hacer los conquistadores españoles, que ha cambio de espejitos se llevaban el oro del autóctono o conquistado. La falta de educación y de trabajo, son los pilares que sostienen, a toda la clase política, que tiene al pie a una mayoría depauperada y marginal.
Durante meses, han urdido, estratagemas varias, para posibilitar o imposibilitar la reforma con reelección del gobernador. Dirimida la cuestión, los mariscales de ambas huestes, continúan desafiándose, mediante convocatorias presurosas, impugnaciones, pedidos de habilitación y demás recovecos leguleyos, que son el hazmerreír de todo hombre que se precie de serio.
Ilustrados en los destinos del viento, estos estancieros de la república, conocen su hacienda, y saben que más allá o más acá en el calendario e independientemente de que mengano o sultano, sea erigido candidato, la horda bovina, devenida en menesterosos dependientes de una bolsa de comida, se presentara en las escuelas, para depositar en la urna, el alimento preciado que nutrirá a la clase política de fortunas, cargos y prestancia.
La quietud que los anima, el principio imitado de que con el simple observar el caldo se hace más espeso, se transformará en la solución de hoy y en el problema de mañana. Les alcanzará en este turno, con la falsa lógica de hesitar en la mirada.
Mientras tanto, las larvas que gestan otro pasto, alimentan las vacas, para preparar la llegada de nuevos administradores, que derrocaran a los mirones ociosos. Para cuando estos caigan en desgracia, se darán cuenta, que ni siquiera, han aprovechado el tiempo en cosechar una camada de sucesores. Ni profético, ni místico el pronóstico, de manual.
Cuando el sometimiento de la masa, llega a límites tan escandalosos, se precisa de muy poco, para instruirlos en un nuevo camino. De tanta observación ociosa, los popes no se dan cuenta, que dentro de no mucho tiempo, bastará con fijar un calendario electoral adecuado, para que se vayan como vinieron, por intermedio de los votos. Lamentablemente, para ellos, contarán nada más que la hacienda real, pero como hasta en eso son improvisados, no podrán evitar, que algún capataz, y con cien años de perdón, se haga su agosto, delante de la mirada de quiénes seguirán pensando, que con sólo observar la propiedad, se puede retene
rla hasta la eternidad.