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Perdón me equivoque

He comprado el buzón de suponer que las convicciones, la creatividad, el pensamiento crítico y el apostar a un colectivo, que trascienda la individualidad somera, fría, y esquiva de resolver un problema personal, hasta incluso material, son actitudes ante la vida que más allá del regocijo espiritual, son validadas por compañeros y por buena parte de la sociedad.
He pretendido vencer el tiempo, en la vanidad de que tal lucha sería recompensada en un plazo razonable, a expensas de entregar minutos, horas y días, solapados por la angustia, el descrédito y la descalificación de quiénes sentados en las sillas de las decisiones, se encargan de enrostrarte que la política sólo se construye con el silencio cautivo de decir a todo que sí, hasta que la diosa fortuna se encargue de ungirte.
He fantaseado, con la revolución inspirada en minorías ilustradas, que cautiven con escritos y con palabras a las masas adormecidas, para que el milagro bolchevique, francés o peronista, vuelva a ganar las calles, esta vez en Corrientes.
He soñado, que las cosas se logran con esfuerzo, con capacidad y con tenacidad, no así con oportunismo, con amiguismo o con estar en el momento justo y en el tiempo indicado.
He sufrido tantas veces por ver que las cosas no son como una las desea, como te enseñan los libros, o como dicen los profesores, docentes, músicos y poetas.
He militado, creyendo sin entender, apostando sin recibir, comprometiéndome hasta el tuétano, escudado en quiénes detentaban las banderas de Juan Domingo, de Eva y de Néstor.
He rechazado con énfasis los consejos de quiénes me alertaban que abandonara la tesitura platónica, romántica y hasta adolescente, de seguir los impulsos de mi corazón, las inspiraciones de mi mente y el brillo de mis ojos.
He descartado subirme al tren de la trayectoria, de otro cercano, mi padre, para acumular poder y desde allí, y pese a la espera solapada, erigir mi camino.
He intentado ser auténtico, fiel a mis principios, a mi pasión, dejar de lado el facilismo y el travestismo de mostrarme tal cuál no soy.
He caminado acompañado de la sensación de que en algún momento todo sería posible y que nada evitaría el cambio.
He amado la adversidad, los obstáculos, entendiendo a quiénes consideraba que aún no entendían de que se trataba, pero que en tiempo menos, serían parte de la mayoría que formáramos el todo para iniciar el despegue.
He decidido equivocarme, o quizá dejar de hacerlo, y plantear, que así no es cómo se debe ser en el mundo, en la Argentina o al menos, en Corrientes.
He decidido tomar la pastilla imaginaria que borre las fibras más intimas de mi ser.
He decidido dejar de ser, y confundirme, o fundirme en esas masas escabrosas que antes me parecían lúgubres.
He decidido equivocarme.
Sólo una cosa no sé, y te pido que me ayudes a dilucidar, a clarificar, a entender.
¿O hasta ahora viví equivocado y me he logrado recomponer, pidiendo las disculpas del caso, o es en este instante que me estoy equivocando al tratar de ser lo que no soy, pero parece que es?