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Que este 2012, no sea como vienen siendo los años políticos en corrientes desde el ´73

Que la falta de ideología o en el mejor de los casos de convicciones, arremeten con crudeza en nuestra paupérrima clase dirigente (no solamente la política como se acostumbra a asociar), cuando determinados tópicos se cuelan en nuestra agenda, se entrometen, cuál virus nocivo en un cuerpo, inesperadamente, sin permiso y señalando la debilidad esencial.

Podríamos delinear la vergonzosa agenda, que históricamente, trazan en sintonía comunicadores, políticos, empresarios, partes interesadas y público en general. Las ciento de miles de personas en el gauchito, los carnavales para pocos, la fiesta del chamamé, el mes de Corrientes, la peregrinación a la virgen de Itatí, las pescas del dorado y surubí, la caña con ruda, la estudiantina, las fiestas patronales de los diferentes pueblos y con, matices más, matices menos, la problemática energética, los reclamos salariales y su disputa con la patronal, los niveles de pobreza e indigencia, las mega obras que siempre están en proyecto como el Puente Goya-Reconquista, Alvear-Itaqui o la represa de Garabí, sumado a los acontecimientos de color o picarescos, que si se quiere son los que más varían, sí una maestra del interior tuvo sexo en un colectivo o remis, sí el perro de un anciano es víctima de posesión demoníaca, o sí el gobernador de turno habla mucho o poco, o sí tal funcionario municipal pidió una coima o prometió lo que no cumplió, ventilando la situación de acuerdo a que partido sea, tanto el escriba como su víctima, son en definitiva, el corpus, sustancioso y portentoso, de lo que ocupa y preocupa a la clase dirigente y por ende a la gente.

Con razón Corrientes es la provincia que más portales de noticias en internet posee, es más que sencillo hacer esta clase de periodismo, dado que con un año de trabajo, se puede no trabajar por diez, dado que las crónicas y noticias se repiten, con alguna simple variación de protagonistas.

Con razón cualquier neófito sin convicciones accede a lugares de poder, en funciones públicas sólo se trata de, en el mejor de los casos, optimizar lo que se viene realizando desde hace tiempo, cambiando los proveedores del estado, claro está.

Pero la espada, cada tanto asoma, cuál virus inesperado en un cuerpo decíamos, o sí se quiere como castigo providencial a una tierra plagada de mal, que deja morir por egoísmo o haraganería a su propia gente.

Cuando los conceptos de campaña, los slogan o frases generales, se tiran a rodar, no hay diferencias, todos queremos lo mismo, los medios publican a quiénes les pagan más, los partidarios son partidarios, para ver como pueden aumentar sus ingresos sí llegan al poder, y el pueblo privilegiado, el que no vota por una bolsa de alimentos, es víctima de los asesores de campaña que le dicen a los candidatos, como decir de una forma diferente la misma tontería.

Pero la espada asoma, cuando Industrialización se transforma en la posibilidad de radicar una pastera en nuestra provincia. ¿Qué diferencia conceptual existe, ante esto concreto, entre el oficialismo y la oposición?, ¿Encontramos acaso en las cartas orgánicas o plataformas de campaña de los partidos, una posición respecto al medioambiente, a los riesgos de una industrialización o los beneficios de la misma, a los efectos de generar empleo, en pos de una menor calidad ambiental?, ¿Podríamos encontrar a funcionarios o legisladores de cualquier partido, dispuestos a argumentar o trabajar sobre estos temas, o solamente encontraremos a viejos y nobles cebadores de mate, dispuestos a repartir los nombramientos de acuerdo a los caprichos de la lapicera del jefe?.

La espada se incrusta, ¿Cuándo un periodista podrá confrontar con otro, por una posición social, por un tema en concreto, por una idea, porque no por una convicción?, hasta la virulencia que se da actualmente en la Nación, mediante los periodistas de los grupos concentrados y los afines al gobierno, son una cabal muestra, más allá de los excesos, de cómo se confrontan posiciones y modos de ser y de interpretar la vida.

La espada amenaza, cuando se pide que no duerman las causas de un gobierno que se fue, sospechado de corrupto, de un gobernador que dice que no permitirá la misma en su equipo de gobierno, de una oposición que ya tuvo problemas, inventados o no, pero sí ventilados, con alguno de sus peones por irregularidades. ¿Sabrán nuestros políticos, que en nuestra provincia, existe la ley 5.911 de ética en la función pública, símil a una nacional, que entre otras cosas, exige la declaración jurada de bienes de legisladores y funcionarios?.

Es entendible la angustia de vivir entre la espada y la pared, es decir ante el prisma que vivimos en una sociedad donde nuestra clase dirigente, salvo contada excepciones, no posee, no ya principios, ideologías o ideas base, sí no una mísera noción de cómo pararse ante dilemas, que cada tanto aparecen, pero que nunca se pueden dejar de lado, porque vienen con nuestra historia, con nuestro ser.

Fronteras afuera ocurren cosas, el mundo eclesiástico se debate por la criminalidad de sacerdote pedófilos, se plantean cambio de hábitos alimenticios por la introducción de agentes extraños (desde hormonas a glifosato), cumbres mundiales para tratar la modificación climática y la participación decisiva del hombre en la misma, cumbres financieras por la crisis en países europeos y las economías emergentes, en el país, se debate sí el periodista debe tener o asumir una posición social o cómo esta condicionado de acuerdo al grupo periodístico que le paga, se enjuician a ex funcionarios de un actual gobierno, en base a su declaración jurada y tantas cosas más, que acá no pasan, decididamente.

Acá sólo ocurren nuestros infiernos privados, que los compartimos en nuestras fiestas, de música, pesca o religión, que se repiten hasta el hartazgo y que nos depositan en un lugar tan especial, tierra sin males diría alguno, o un recóndito lugar en la tierra digna de un estudio antropológico. A mi humilde entender, la salida lógica a la angustia colectiva de vivir entre la espada y la pared, la sentencia de no tener y no conformar una clase dirigente que nos brinde la oportunidad de ser un poco más felices no sólo en tiempos de fiestas, que ni siquiera son forjadas por nosotros mismos, sino que son herencia de nuestras anteriores generaciones, que nosotros, como casi todo, simplemente maquillamos, para ponerle a la fachada el año en curso.

Que nada de esto sea moneda corriente, y que el 2012 sea el preámbulo de que se dicuta política en corrientes, con convicción militancia y corazón, gane quien gane en el 2013