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Fuegos Artificiales

Los que prenderán los fuegos artificiales, para festejar la natividad de Jesucristo, en realidad lo harán por el mero hecho de hacerlo. Porque es una tradición, porque al otro día no se trabaja, porque se come y se toma mucho. Porque se ven esas caras que sólo en ese tipo de cenas se observan.


La mano del hombre, entre tantas cosas, ha obtenido en la técnica, un brazo imprescindible, que le permite recrear o regenerar lo natural, por intermedio de artificios o simulaciones. Jean Baudrillard, un ensayista Francés, describe en sus diferentes textos, de que manera lo artificial, la reproducción de lo natural, se transformó en nuestra actualidad, en lo real, en lo auténtico, en lo valedero.


En la guerra del Golfo, el primer ataque a Irak, Baudrillard, despertó del ensueño a los cronistas y al público, señalando que tal conflicto bélico no se había producido, lo que en realidad hubo de ocurrir, fue un teatro de operaciones de simulacro, meramente virtual.

Claro que al lector común, esta apreciación le sonó como música para sus oídos. Existía un culpable, el águila imperial, que pérfidamente engañaba al mundo. Lamentablemente para esos lectores de billiken, para el ensayista Francés, para los conceptos que vertía, él análisis era más amplio, contemplaba las conductas del hombre contemporáneo, del ciudadano común de hoy en día.


Entonces, ¿qué derecho tenemos a criticar cuando vemos a un político en televisión, lo escuchamos por radio, o su cara cubre las calles, diciendo que será el próximo gobernador de la provincia, por el simple hecho de serlo?. En realidad ninguno, es consecuente con lo que somos, hasta habría que felicitarlo, es sincero y nos representa.

Se ha dado y se seguirá dando, por ejemplo un debate concreto acerca de los que algunos llaman aborto y otros interrupción de embarazo.
Todo los sectores sociales y las corporaciones que responden a una definición social, política y religiosa, que llevan “perdidas” las batallas para declarar a los homosexuales anormales, y los métodos anticonceptivos como embriones de cámaras de gas, en relación a la decisión de que las mujeres decidan sobre sus cuerpos, o sobre la interrupción del embarazo, han asestado “golpes” argumentativos bastante sólidos, pero no inexpugnables, mucho más grave, son falacias que esconden, una forma cultural abonada a lo que se conoce como machismo, veamos.
Estos sectores han instalado en el discurso mediático la definición del “aborto” como sí se está a favor o en contra. El sonido de la palabra aborto, ya posee un sesgo peyorativo, sí bien, es la interrupción del embarazo hasta el tercer mes, o la posibilidad de que las mujeres decidan sobre sus cuerpos lo que esta en discusión (esto se discutirá más adelante), convengamos que aborto, es una terminología que ya induce a no estar a favor, sería lo mismo preguntarle al oído a una chica que tenemos en conquista, ¿queres coger conmigo? Antes que decirle, suave y románticamente sino desea hacer el amor.
¿De qué se asustan los católicos practicantes, ante la exposición de un octogenario artista busca-fama, que pone a los santos en una licuadora, sí también pone un cartel en la entrada que alerta de la posibilidad de herir susceptibilidades?. La verdad es que se dan prensa mutuamente, a costillas del crucificado que unos dicen amar y respetar y otros odiar y desconsiderar.


La realidad se oculta detrás de estas máscaras, que nosotros mismos ayudamos a consolidar. Nuestra actitud cómplice, fomentada y difundida por mercenarios de la comunicación, nos sentencian a eternizarnos en este mundo de fábula y mentiras.

Baudrillard, narra que el sida es una enfermedad paradigmática, dado que en el acto íntimo de una relación sexual, uno debe intermediar con un preservativo, al hacer el amor sin protección, podemos contraer una enfermedad terminal cómo traer un hijo al mundo. La técnica siempre es determinante en estos tiempos que corren. No deseo ir muy lejos, pero sin los recursos tecnológicos, quizá no escribiría esto.

El problema no son los fuegos artificiales, existen y quién se divierte con ellos adelante, lo único que hay que tener en claro es que duran muy poco, y largan mucho humo. Cómo los políticos con alta presencia mediática y sin propuestas, cómo los eméritos doctos que defecan en la ética, cómo los artistas e intelectuales que brillan por la mera provocación o por el roce social, cómo los miles de súbditos que por unas migajas no conocen lo que es la libertad.