Desear es la propuesta antojadiza
de una existencia errabunda
Es vomitar antes que alimentarse,
es la profundización de la náusea
El pasaje al acto, de esa
sensación de angustia, que es el histeriqueo
Para el suicida cobarde que no
concreta su obra
El sendero de luz es retornar al
útero, regresar al gameto
Para nadar libremente, sin esa
absurda sensación oceánica
Esta masturbación literaria sin
instancia de goce, acobarda su pretensión
Pues no hay ninguna
El devaneo, de ser o seguir siéndolo,
es casi un capricho respiratorio
Es hacerlo como alguien lo ha
indicado, y para colmo ser feliz
En esa contradicción petulante de
perpetuar los instantes, en los que nos creemos, plenos
Aquellas fronteras, que tanto tememos,
nos aguardan, sin versos ni fabulas
Solo en estos instantes logramos,
convencernos que podamos ser tales
Como para merecernos otro cosa,
encima mejor.
Y nos piden amor
Como si el goce estuviese allí
En dar ¿que? Lo recibido, el
actuar la obra escrita por otros
Si ya dijimos no creer, ni
tampoco querer ser parte de lo que sabemos que no existe
Y en el caso de que existiese no
sería más que la continuidad
De la creación del blasfemo que
se rie de nuestras contradicciones
El perverso mayor aúno se ha
catalogado
Es quien detenta inteligencia
mayor
Te mira y en un instante te
sodomizo
Y vos no te diste cuenta, lo entenderás
más tarde
O quizá nunca, y en eso radica tu
felicidad, inocente y siempre pasible
De ser arrebata, por los
sufrientes de la verdad, a los que
Un segundo les basta para darte
vuelta y dejarte colgado girando
En la misma historia.