En algún lugar lo escuche, lo leí,
lo ví, lo mismo da, en la presente actualidad donde la autoría intelectual es
una deshonra. El motor de búsqueda (como el motor inmóvil aristótelico en su
metafísica) es el origen, de un alto porcentaje de cibernautas para el inicio
de la navegación, es quién posee todas las respuestas a las dudas (siguiendo con las comparaciones
con el mundo griego una suerte de oráculo de Delfos moderno) es la razón de ser
de un mundo virtualizado (dejo de existir aquella escisión entre mundos reales
y virtuales), que nunca ha respondido que es Dios para nosotros o del porque de
su existencia, llamése como se llame la razón de nuestras dudas,
imperfecciones, temores y de nuestra condición humana.
Leyendo a Baudrillard en “La
Ilusión del fin encuentro los siguientes párrafos esclarecedores:
“Cuando todo nuestro pasado haya
sido exhumado, cuando todo lo que había desaparecido haya vuelto a aparecer,
entonces los muertos serán más numerosos que los vivos, entonces se producirá
el mismo desequilibrio que cuando haya sobre la tierra más sustancia informática
e inteligencia artificial que inteligencia natural. Entonces nos abismaremos en
el espacio sideral, el de las redes, o en el espacio fósil, el del reino de los muertos.
En cuanto a los muladares de la
historia en sí mismos, no rebosan tanto de acontecimientos o de ideologías
trasnochados como de acontecimientos actuales, inmediatamente vaciados de su
significado por la información,
transformados en residuos de trituración y en osarios de imágenes.
La información es la producción
excremencial del acontecimiento como residuo, es el muladar actual de la
historia.
El derecho es como la fe. Si Dios
existe, no hace falta creer en él. Sí se cree en él, es porque la evidencia de
su existencia ha muerto. De igual modo, cuando la gente obtiene el derecho a
vivir, es porque ya no tiene la posibilidad de ello.
Apostar que Dios existe y creer
en él, o que no existe y no creer en él, es algo tan banal que casi hace dudar
de la pregunta. Mientras las dos proposiciones Dios existe, pero no creo en él
o; Dios no existe pero creo en él,
sugieren paradójicamente que si Dios existe no hace falta creer en él, mientras
que sí no existe, es absolutamente necesario creer en él. Si algo no existe, no
queda más remedio que creer en ello.
Me leo a mi mismo, años atrás,
cuando no existía google. Encuentro mi
propio texto en google;
“Por definición lógica, Dios es
lo que no es el hombre, sino no tendría identidad alguna. Más allá de cómo se
lo haya nombrado, sea piedra fundante de la humanidad, generador de causas o
demás, nos encontramos ante un ente que es lo otro de lo humano.
Sí el humano es una creación de
un ser superior, un desarrollo progresivo de la naturaleza, una conformación
particular de una realidad social, una dualidad de alma cuerpo, un compuesto
basado en esencia, o cualquier otro tipo de definición. Deduciremos que el
hombre es dentro de un pensar metafísico, un ser inconcluso.
Sí el hombre es un ser inconcluso
Dios es una entidad concluida. Más allá de quien haya inventado a quien o
producto de la imaginación de, nos encontramos ante un desarrollo que aún no se
ha topado con este primordial interrogante.
Dios representa lo ausente en el
hombre, más que nada la pretenciosa y utópica ambición de que todo marche a la
perfección, Dios básicamente es la afirmación de querer es poder, es el
salvoconducto de un ser particular con realidad física que pretende
denodadamente transformarse en una entidad general y a la vez real.
Por supuesto que esta pretensión
denodada no es explícita. La justicia, el amor, la gloria y la eternidad son
necesidades que hacen a que el hombre sea tal. Como los conceptos nombrados son
ausencias necesarias de cubrir para el ser humano, también lo es la
imposibilidad de encontrar una respuesta a todo los interrogantes, la
incapacidad de vivir atemporalmente (ser eterno).
Dios es lo ausente. Lo que él no
es, es el hombre. El motivo de la existencia de este tiene un nombre, Dios, que
a su vez, como para transformarse en realidad efectiva y cobijar a cada uno de
los particulares, puede desgajarse en el ser amado, la especulación, la
perpetuidad de sensaciones placenteras, el poder, la ambición, la notoriedad.
No se puede afirmar que Dios es una esperanza de los individuos, situado en
algún lugar fuera de la tierra. Tampoco de que es el gran creador de la
humanidad. Dios es el destino que no pude ser exhibido. Es el destino que se va
forjando. Es el azar interpretado como necesidad y la necesidad interpretada
como azar.
Dios es la nada del hombre, que
existe gracias al ser, capacidad del hombre como para que exista la nada.
El hombre es la nada y el ser.
Dios es el hombre de la nada absoluta, por ello necesita mostrarse como entidad
o como ser superior. El hombre es el ser, por ello siempre necesitará justificar
su existencia, pese a existir”.
Dios habita en mí más allá de
nombres, es la prueba fehaciente de mi existencia como hombre y pese a que no me
baste ni me reconforte, el darle un nombre me da la sensación instantánea, de que
soy todo siendo nada.