Escoria pedante deja de pensar
Se debería crear un padrón único de “jefes políticos” a quiénes se le podrán otorgar estas facultades especiales y por más que entre en coalición con los derechos más elementales, habrá que buscar la manera de poner en blanco sobre negro esta realidad, dado que sí no lo hacemos, corremos el riego de caer en el error de aquellos dictadores africanos que contrataban a notables de la Sorbona , para que redactasen las cartas magnas de sus países, a modelo de la francesa, mientras en las calles continuaba la antropofagia (recordar la matanza entre tribus Hutus y Tutsi en Ruanda hace menos de quince años).
En relación a los empleos públicos se concederán a todas las personas bajo el sistema del mérito...”. Se debería blanquear la situación y establecer que en los empleos públicos, la prioridad la poseen los familiares, hasta cuarto grado, de los diversos funcionarios.
Implementación de un Sanedrín o Concejo Vitalicio. Tal como existe en la vecina república de Chile, donde los ex presidentes y hombres notables (ex miembros de la corte suprema, por lo general) se adjudican un escaño vitalicio en el senado. En nuestra provincia nos evitaríamos muchos problemas políticos, sí se crea una institución similar, que no tenga las mismas atribuciones que la legislatura, y que funcione a título honorífico, compuesto por ex gobernadores de la provincia que vuelquen sus experiencias, conocimientos y capacidades en tal ámbito, en vez de que entorpezcan las gestiones que ya no poseen en mano.
Igual eviten este tipo de cuestiones, eviten pensar, azomar el pescuezo por encima de la autoridad familiar, religiosa, o escolar, eviten ser por más que les fluya y les salga, eviten que esa escoria maléfica contamine nuestras calles.
Eviten el suicidio, Camus tenía razón con aquello de “lo elemental de la filosofía es resolver sí la vida tiene sentido vivirla o no”, en este caso soy más escolástico, la mejor salida es abrirse al amor, no es muy simpático existir amargado como un Kierkeegard, un Nietszche o un Ciorán, tampoco enloquecerse como un Hölderlin o un Rimbaud.
Los estructuralistas nos han ensañado, de que manera funciona la modernidad, hay que participar como lo pensó Platón en su momento, pero viviendo en la clandestinidad.
Esto es, elegir un par de objetivos, independientemente de que sean altruistas, ideológicos o materialistas, ir por ellos con diferentes envases, con trajes disímiles, aplicar y agudizar la astucia, y en el trayecto, tratar de no angustiarse mucho y buscar la risa.
Incluso, a través del dinero, se pueden comprar voluntades para aprobar una ley, dado que una ley, es algo abstracto y no material y por tanto no se puede comprar. Lo que sí se puede adquirir es la voluntad momentánea, en este caso de un legislador, para que ante un proyecto determinado, se pronuncie en un sentido. Claro, que ante esta hipótesis, nos encontramos ante la situación engañosa, que nos brinda, el tratar de adquirir algo abstracto (en este caso la voluntad). Para ejemplificarlo de otra manera, estaríamos en el mismo momento engañoso, en que un hombre, al mantener relaciones sexuales con una meretriz, escucha que esta le susurra al oído, “te amo”.
Los que pagan, por intentar obtener algo abstracto, se están comprando un problema.
Optan por adquirir una meta a corto plazo, (en los ejemplos, aprobar una ley, hacer el amor) obstaculizando la finalidad natural, por las cuales se movilizan las cuestiones trascendentes.
Es decir, sí se compra en forma temporaria la voluntad de un legislador, también se puede adquirir el resultado de una elección (mediante prebendas, medios, etc), pero nunca se logrará tener, la legitimidad (no por algo en la actualidad se encuentra tan cuestionada), la gloria ( no por algo, en nuestro país, nuestros ex mandatarios son tan vilipendiados) desnaturalizando, en definitiva, el sentido esencial de las cosas . Además, la obtención temporaria de algo abstracto, por intermedio del dinero, garantiza el presente, pero no el futuro.
La aparición del dinero, como reemplazante, de los verdaderos móviles de la discusión política (ideología, propuestas, modelos de país, proyectos, etc) más allá de la gravedad moral, concierta una mecánica, en donde, las posiciones y las disputas políticas, se concentran en quienes controlan los recursos, para ver quién paga a quién.
De eso se trata todo, diríamos que sí o al menos casi todo, para casi toda la gran mayoría, el resto o pierden las cosas buscando las razones o evadirse de esta realidad.