Popular Posts

Somos hablados.

Hemos sido hablados, o lo venimos siendo por el conocimiento, la religion, la ptoduccion, las corporaciones y en este interregno por la necesidad de producir discursos en las redes sociales. Matrix ha ganado y no existen ni la pastilla azul ni roja, la subjetividad nunca existio.
“La exterioridad como reflejo y consecución del hombre como ser social, posee diferentes medios por el cual se hace presente. Es de obligada necesidad nombrar el certero axioma que postula la aparición del lenguaje como una consecuencia obligada de las contradicciones que parten desde la naturaleza misma de la oposición.
Es decir que esta manifestación contundente encuentra argumentos ineluctables en la profundidad misma del ser (entendido este como simple nominalizad particular de un género abismal). Tal es así que el continuo devenir o la ficcional temporalidad que acaece en el interior del hombre y se traduce en el hecho de ser social, comprende un sinfín de lucubraciones que parten desde una cuestión de inexpugnable realidad innata, o sea desde un punto estrictamente ligado con las entrañas mismas de la esencia (entendida esta como lo menos influenciado por el factor social).
Es por esta razón que la soledad pura, enmarañada en un sinfín de espejismos, no puede manifestarse de un modo contundente, a tal punto que sus medios que intentan llegar al corazón mismo de una definición solo abordan complejas conceptualizaciones que por circunstancias sociales equívocas discurren en teoremas que derivan en simples opiniones.
Es de vital importancia tomar parte de estos preceptos, ya que de algún modo indican el porque de los fracasos y el porque de las ficticias representaciones a las cuales el ser humano se sostiene tan cómodamente.
La representación, el símbolo, dieron comienzo a una serie de sistémicas manifestaciones con el fin de garantizar una organización obligada, ya que la solución o toda situación problemática orillaba por la exterioridad.
Creemos que la partogénesis en un imaginario agrupamiento de genes, indicaba este camino, el pequeño animal sabía donde encontrar sus nutrientes.
Una de las proteínas más rica en energía fue nominalizada con posterioridad como dimensión temporal. Esta de algún modo se transformó en un gran vicio para el pequeño animal, una substancia cuasi ineluctable. Sabemos, de que modo los irrefrenables deseos superfluos perjudican a la víctima de estos. Intentaremos esbozar un vital tratamiento que no solo ataque de raíz al problema, sino que además apunte al verdadero tópico neurálgico.
Desde el momento mismo en que surgió una diferencia terminante entre los movimientos del sol y sus constantes juegos con la luna se desarrolló una arrasadora programación temporal, que como punto final de los extremos verosímiles, que participan en los cuadros computables de cuerpos axiológicos certeros, lleva el nombre de Grenwich.
Esta especificación objetivamente (o sea sin contar los efectos causa consecuencia que pueda llegar a ejercer) modificó una relación del hombre para con su hábitat. De esta manera el ser adquiría un particular atributo que luego terminaría siendo una parte constituyente de él mismo. Es decir, un objeto de vital energía, con el poder suficiente de direccional ciertas conductas y manifestaciones.
Lamentablemente todo se fue aglomerando tras esta magnánima pantalla, los acontecimientos fueron catalogados según esta dimensión, el hombre fue considerado según esta magnitud, que ya tenía un carácter de inevitable, y todo seguía tal cual alguna vez no había sido un espacio dirigido o capitaneado por el tiempo”