Para todos aquellos a los que les llego el 11 de diciembre,
para los que se están acomodando y a los que indefectiblemente también les
llegará, para los que continúan y que tampoco podrán escapar de sus garras,
estamos de tránsito, sin razones ni excusas, y sólo el testimonio de ese
transitar será como nos recuerden o nos olviden, cuando otros transiten
buscando la paradojal contradicción de ubicar un sentido en el simple pero
complejo transitar.
“Dios Todopoderoso, necesita dar
cuerda a su reloj de vez en cuando, pues de lo contrario dejaría de moverse. La
máquina fabricada por Dios es tan imperfecta, que hasta Él se ve obligado a
limpiarla mediante un concurso extraordinario, he incluso repararla a la manera
en que un relojero repara su obra; por lo tanto, ha de ser un artesano, tanto
más inhábil, por cuanto que se ve obligado con frecuencia a reparar su obra y
ponerla a punto” (Newton.)
Que valga el desierto de tus
penurias, los mares de promesas vanas, la incontable tenacidad de la voluntad
férrea de levantarse pese a todo, años, décadas o como se pretenda contabilizar
ese tiempo perdido en una magdalena, con una maría magdalena, o con la vastedad
insondable de las nominalizaciones que puedan existir, todos sabemos que somos
vos y yo, nadie más en esta historia, que es tanto nuestra, como en verdad la
historia, sin que la misma exista, nada podría existir, por más que la física o
la filosofía lo pretendan desmentir.
Sucede, que quienes piensan que
somos una generación a la deriva y que buscamos comprensión, en el fondo, lo
que precisamos es que la autoridad se funde en la razón y no en los años
acumulados en cargos públicos o en las canas que peinemos. Enfrentar con coraje
nuestra caída, debe comenzar con la valentía esquiva y nula de quienes desde la
cima dirigencial de nuestro país, se obstinan en creer y pensar que serán
eternos, subyugando a quienes con esfuerzo, dedicación y propuestas nos vemos
continuamente eclipsados, por dinosaurios, que magistralmente, escaparon de la
extinción, pero a los que indefectiblemente los sumirá el polvo estelar de un
meteorito impactado en tierra. En la cultura que se deberá construir sin la
soberbia de pensar o creer que en la arena política, nunca nos sobrevendrá un
11 de diciembre.
El tiempo no muere.
Así me lo dijo mi abuelo en aquel
sillón que mecía sus sueños
Contundente como tierno
Venciendo al tiempo que domó al
dejar en mí
La huella germinada de esa flor,
de ese amor único de abuelo
Ochenta abriles y una flor me
dijo, y se despidió en mis sueños
Aún conservo, atesoró, guardo y
me aferro a los pétalos de esa flor
Que también ha vencido al tiempo.